HISTORIAS

Comida, No Bombas ha participado en cientos de actividades en estos años y cada una de ellas es única. No tenemos suficiente espacio en este libro para contarles cada historia; por lo tanto, hemos identificado un acontecimiento cumbre en las tres “eras„ de nuestra historia: el concierto gratuito Comida, No Bombas por el Desarme del 2 de mayo de 1982, perteneciente a la época del Colectivo de Cambridge de 1981 a 1982; la primera acción del Grupo Americano por la Paz en el Campo de Pruebas Nucleares del Desierto de Nevada del 10 al 17 de marzo de 1988, perteneciente a la época del Grupo de Afinidad entre 1984 y 1988; y los arrestos de activistas de Comida, No Bombas en el Día del Trabajo en el Parque Golden Gate de San Francisco el 5 de septiembre de 1988, perteneciente a la época de la Organización Nacional de 1988 a 1991.

Durante los primeros años, éramos un colectivo con una economía totalmente compartida que vivía y trabajaba cooperativamente en Cambridge, Massachusetts. Luego evolucionamos hacia grupos afines con activistas que compartían nuestra forma de pensar, vivían cerca de sí y realizaban el trabajo cotidiano de Comida, No Bombas para finalmente convertirnos en una amplia red de organizaciones autónomas a lo largo y ancho del país. Lo que sigue es el relato de acontecimientos que tuvieron lugar durante cada una de las tres eras mencionadas.

La Era del Colectivo Cambridge, de 1981 a 1982

El día que habíamos planeado celebrar el Concierto Gratuito por el Desarme Nuclear, nos levantamos muy temprano. Como habíamos hecho cada mañana durante el último año, dos miembros del Colectivo salieron de la casa con los cuatro perros que también vivían con nosotros y abordaron nuestra camioneta Dodge del 67. La primera parada siempre era la panadería en Harvard Square. El gerente del lugar siempre insistía en que llegíramos no antes de las 7:30 a.m. ni después de las 7:35 a.m. Si llegíbamos tarde, aunque sólo fueran unos pocos minutos, él ya había tirado los muffins y el pan sobrante en el procesador de basura. Durante el primer año, sólo fallamos cinco días y en tres de ellos hubo grandes tormentas de nieve. Mientras manejábamos, recordábamos el tiempo en que recogíamos comida para nuestra primera acción, la línea de sopa en la reunión de accionistas del Primer Banco Nacional de Boston, frente al Banco de la Reserva Federal, en marzo de 1981.

En nuestras protestas contra el poder nuclear queríamos hacer obras de teatro callejero que recordara a la gente las cocinas de sopa de los años 30, a fin de llamar la atención sobre el desperdicio de valiosos recursos en proyectos de gran capital, como la energía nuclear, mientras mucha gente en este país pasaba hambre y no tenía un lugar para vivir. Al principio, pensamos que podríamos hacer que los actores actuaran como indigentes, pero luego nos dimos cuenta que sería mejor utilizar indigentes verdaderos y decidimos distribuirles invitaciones en el albergue de Pine Street y otros albergues. La mañana de la reunión, recogimos pan del día anterior de una panadería y algunas frutas y verduras de una cooperativa local y preparamos una enorme olla de sopa. Colocamos una mesa ante el edificio de la Reserva Federal y, para nuestra sorpresa, más de cien personas se presentaron a comer. Esta acción fue promocionada por un grupo de la Alianza Clamshell para resaltar que los directores de banco, las utilidades nucleares y los contratistas de edificios estaban interconectados, es decir, todos eran la misma gente. No estábamos seguros de ser arrestados por realizar este acto pero de todas maneras lo hicimos. Fue un tremendo éxito. Incluso algunos accionistas simpatizantes se detuvieron y donaron un dólar o dos.

Nuestra segunda acción de teatro callejero fue el 20 de agosto de 1981, frente a un bazar de armas de la Universidad de Boston. La noche anterior habíamos pintado con spray siluetas de cuerpos muertos en el suelo, siluetas de nubes atómicas hechas con plantillas con la pregunta “¿Hoy?† y habíamos pegado carteles en los que se leía: “La guerra es asesinato por lucro† a lo largo del camino que los compradores y vendedores de armas tomarían desde su hotel hasta el centro de conferencias. El día del bazar, distribuimos comida gratuita y folletos protestando contra esta práctica de obtener beneficios con armas de destrucción masiva. Los folletos también tenían la silueta de la nube atómica y nosotros sosteníamos carteles en los que también aparecía este símbolo. Samuel Day, del periódico The Progressive, escribió un artículo sobre el contraste entre la comida gratuita que servíamos en la calle y el almuerzo de noventa dólares que él tuvo con un general. También mencionó que aquel general le aseguró no haber pisado ninguna de las siluetas de cuerpos muertos pintados en la calle.

Después de recordar todo esto y de haber recogido el pan de la panadería en Harvard Square, nos dirigimos hacia Fresh Pond, el único parque en Cambridge donde era legal que los perros corriesen sin correa. Nuestros cuatro perros, Jasmine, Arrow, Sage y Yoda eran miembros muy importantes del Colectivo. Se aseguraban de despertarnos cada mañana para recoger la comida y llevarlos a pasear a Fresh Pond y también jugaron un rol importante durante los inicios del Colectivo. Jazmín tuvo una camada de cachorros en el verano de 1980. Tres de ellos fueron adoptados por amigos que en aquel tiempo vivían en casas diferentes pero en el año que siguió, la amistad se hizo más estrecha, en parte debido a la relación con los perros y eventualmente todos se mudaron juntos y fueron los miembros fundadores del Colectivo de Comida, No Bombas. Así, Jasmine y tres de sus cachorros También terminaron viviendo juntos. Y desde entonces, cada día, alguien del Colectivo iba con los perros a pasear a Fresh Pond. A veces, todos íbamos juntos y pasábamos el tiempo planeando el futuro del Colectivo. Fue en uno de estos paseos cuando surgió uno de nuestros más elaborados planes para una serie de acciones de protesta.

Comida, No Bombas planeó una serie de tres marchas de protesta desde el Ayuntamiento de Cambridge hasta el Laboratorio de Investigación de Armas Draper del MIT, en el verano y el otoño de 1981. Planeamos estas marchas para resaltar el efecto directo de la política internacional de guerra nuclear en las políticas locales, especialmente el desvío de recursos destinados a cubrir las necesidades humanas que reducía los servicios para la gente de Cambridge. No era una coincidencia que nuestra casa estuviera a medio camino entre el Ayuntamiento y el Laboratorio Draper. La primea marcha se llevó a cabo el Día de Recordación de Hiroshima, el 6 de agosto. Comida, No Bombas proporcionó comida y organizó una demostración de protesta en mitad de la calle, a la entrada del Laboratorio Draper. Para dramatizar lo que pasaría si un arma nuclear de un megatón impactase la zona, quemamos una copia de la guía telefónica de Boston, señalando que toda la gente allí incluida quedaría desintegrada en menos tiempo del que se necesitaba para que la guía se quemara.

La siguiente marcha fue el 10 de octubre y se llamó “Música y Marcha para Acabar con la Carrera Armamentista”. Nuevamente marchamos desde el ayuntamiento hasta el Laboratorio Draper, pero esta vez el general Duffy, presidente del Laboratorio Draper, nos dio el encuentro. Otros grupos que también protestaban en el laboratorio habían sido arrestados por haber entrado a un área de propiedad privada del laboratorio y nosotros solicitábamos permiso para concentrarnos y servir comida en esa área. Le aseguramos que no éramos violentos y tuvimos una agradable conversación con él acerca de la paz y las armas nucleares. Él nos aseguró que también quería la paz y que las armas nucleares eran necesarias mantener la paz en nuestro mundo moderno. Como aparentemente estábamos de acuerdo sobre la necesidad de paz, el general Duffy estuvo de acuerdo en dejarnos protestar contra las armas nucleares en la propiedad del laboratorio Draper y lo hicimos, con todos los empleados mirando nuestras pancartas, carteles y mesa de comida desde sus ventanas.

Antes de la siguiente marcha, que se llamó “Caminata por la Paz”, pusimos mesas informativas en Brattle Square, en medio de la nieve, para educar a quienes hacían sus compras navideñas sobre los peligros de las arma nucleares que se estaban desarrollando en nuestra comunidad. En aquel tiempo, en 1981, mucha gente no estaba consciente del peligro de lo que estaba pasando justamente en nuestra propia casa. Conocíamos muy bien a los concejales de la ciudad en ese tiempo y logramos que esta marcha fuese promovida también por el municipio de la ciudad de Cambridge. El 20 de diciembre de 1981, había sólo 4 grados de temperatura en la calle, pero igualmente marchamos desde Cambridge Commons hasta el Laboratorio Draper, pasando por el ayuntamiento. Para nuestro asombro, 75 personas se presentaron a la marcha. Construimos una enorme paloma blanca con sábanas y palos que necesitó de mucha gente para sostenerse, y esa Paloma de la Paz guió nuestro camino.

Nuestro paseo alrededor de Fresh Pond el día del concierto gratuito fue vigorizante como de costumbre y pudimos revisar nuestros planes para el concierto. De allí fuimos a Bread and Circus, una tienda de comida orgánica, donde recogimos cajas de productos orgánicos y recipientes de tofu que habían guardado para nosotros. Nunca dejaba de sorprendernos la cantidad de comida que podíamos recuperar. Teníamos una red de tiendas de comestibles en el vecindario que visitábamos y mientras hacíamos nuestra ronda esa mañana, hablábamos acerca del incremento en el recojo de comida y cómo eso nos permitiría alimentar con muy poco dinero a un gran número de personas. Esto nos hizo pensar en el primer evento realmente grande en el que repartimos comida.

El 30 de octubre de 1981, un día antes de Halloween, el vicepresidente George Bush se dirigió a los accionistas de MIT. Preparamos nuestra primera pancarta de Comida, No Bombas para esta ocasión e instalamos nuestra mesa de comida. Se dieron los discursos habituales y el lugar estaba lleno de miles de personas con disfraces. Después de los discursos, marchamos hacia la venida Massachusetts y nos ubicamos frente al edificio donde Bush estaba hablando. Coreamos lemas y tocamos tambores. Hicimos tanto ruido que tuvo que acortar su discurso. Llevamos un títere de Bush, el cual quemamos y alguien quemó una bandera de los Estados Unidos. De repente, las barricadas de madera de la policía empezaron a arder en medio de la calle y la gente continuó bailando, cantando y tocando los tambores hasta que Bush se fue.

Descargamos los productos y el pan que habíamos recogido de la casa de Comida, No Bombas y empezamos a lavar los alimentos que íbamos a necesitar para cocinar. Más o menos seis personas estaban cortando verduras y revolviendo ollas de sopa. Teníamos un grupo preparando la comida mientras que otro montaba el escenario y preparaba el sistema de sonido en el parque. A la vez, estábamos preparando el montaje de La Tierra del Más Joven. Esto era el montaje de una tierra de fantasía para todos los que quisieran jugar a ser niños por un día. Había áreas para hacer burbujas, pintarse la cara y jugar juegos recreativos. Vendedores de cristales, bufandas y ropa de colores psicodélicos también vendían sus productos. La comida llegó pronto y se colocó junto a la mesa informativa, cerca del escenario. Cuando la música empezó, la gente de todo el vecindario se congregó allí. Vino todo el mundo.

El concierto empezó con Dawna Hammers Graham actuando en el escenario y con una exhibición de artes marciales en el fondo del parque. Gente de todos los tamaños, formas y colores acudió a la llamada de la música. Mientras la banda de reggae One People tocó, la gente bailó y la pasó muy bien. También tocaron Lost Time Inity, Anni Loui and Company y Jane Albert. Al final del día cuando le tocaba actuar al grupo Art of Black Dance and Music, ya estaba nublado y había empezado a llover, pero aún así el evento fue un éxito tremendo: Un concierto pacífico en el cual miles de vecinos bailaron y se divirtieron, con muchas cosas para comer y todo completamente gratis gracias a Comida, No Bombas.

En los días siguientes al concierto, nuestra organización se concentró en preparar el ambiente para una gigantesca concentración pro-desarme el 12 de junio de 1982 en el Central Park de la ciudad de Nueva York. El 12 de mayo servimos comida en el Rainbow Warrior, en una conferencia de prensa relacionada con este próximo evento. (Este era el mismo Rainbow Warrior que el Gobierno francés había bombardeado e hundido cuando Greenpeace protestó contra las pruebas nucleares en los Mares del Sur). Mucha de la comida para la Concentración por la Paz de los Habitantes de Nueva Inglaterra en Portsmouth, New Hampshire, el 16 de mayo, fue transportada en barco por el Rainbow Warrior y en esta concentración, frente a la alambrada de la Base Pease de la fuerza aérea, preparamos comida en medio de un gran campo contando con tan sólo una manguera de agua. Servimos una increíble cantidad de comida. Habíamos traído tanta que al final del día repartimos bolsas con las frutas y verduras frescas que habían sobrado. Durante la última canción, la gente bailó levantando zanahorias en la mano. Durante toda la semana previa a la Marcha Internacional por el Desarme Nuclear del 12 de julio en Nueva York, Comida, No Bombas instaló mesas en la Avenida de las Américas desde la media mañana hasta las dos de la madrugada del día siguiente. Conocimos activistas de todo el mundo y, como todo el mundo sabe, más de un millón de personas acudió a esa concentración para protestar contra las armas nucleares. Cuando un periodista le preguntó a Alexander Haig, Secretario de Defensa en aquel momento, si esa enorme manifestación cambiaría en algo la política de los Estados Unidos, él respondió: “Déjenlos que protesten todo lo que quieran con tal de que paguen sus impuestos”.

La Era del Grupo Afinidad, de 1984 a 1988

En la primavera de 1988, Comida, No Bombas de San Francisco acababa de iniciarse y el grupo Comida, No Bombas de Boston se iniciaba en la mitad de la noche bajo el cielo desierto de Nevada. Estábamos en un campamento llamado Campamento de la Paz. Activistas de todo el mundo se reunían allí para tomar parte de una acción no violenta contra las pruebas de armas nucleares que se estaban llevando a cabo en el desierto. Auspiciados por la Prueba de Paz Americana, esta sería la primera acción conjunta de varios grupos de Comida, No Bombas a lo largo del país.

La mañana siguiente, cargamos el equipo en nuestro camión y nos dirigimos a la puerta principal. Nos instalamos mientras los Wackenhuts (un ejército privado contratado para “proteger” estas áreas de pruebas) se concentraban en la puerta. Nos miraban como si quisieran arrestarnos de inmediato. Sin embargo, sabíamos que era muy temprano y que la acción aún no había empezado. Preparamos un desayuno de sopa de miso y arroz con frijoles para los activistas que pronto se reunirían allí; y mientras la adrenalina brotaba rápidamente, recordamos un evento similar en el que Comida, No Bombas había alimentado a un gran número de activistas que se preparaban para enfrentar a la política bélica del gobierno mediante una acción no violenta en el Edificio Federal en Boston.

En la primavera de 1985, el gobierno de El Salvador, respaldado por los Estados Unidos, masacraba a civiles y los Contras aterrorizaban Nicaragua. El Congreso estaba preparando una votación para enviar aún más dólares de nuestros impuestos para subvencionar a estos asesinos, por eso el grupo Promesa de Resistencia, una organización nacional comprometida en la lucha contra la intervención militar de los Estados Unidos en Centroamérica, planeaba acciones para detener este derramamiento de sangre. Muchos voluntarios de Comida, No Bombas participaban activamente en Promesa de Resistencia. Si el Congreso votaba a favor de enviar más ayuda económica, planeábamos ocupar el Edificio Federal JFK 24 horas después de la votación. Debido a que teníamos poco tiempo para saber la noticia, Comida, No Bombas se arriesgó a estimar que la votación tendría lugar el 6 de mayo así que pintamos miles de afiches anunciando una acción para el 7 de mayo. La votación ocurrió el 6 de mayo, Promesa de Resistencia estuvo de acuerdo con la acción y nuestros afiches aparecieron en la calle. Al día siguiente, llegamos con nuestra comida y mesas informativas y la multitud creció pronto. Antes de que pasara mucho tiempo, más de 500 personas ya habían entrado al vestíbulo del edificio federal y miles más coreaban lemas y mostraban su enojo fuera del edificio. La gente se sentó en el suelo y llenó cada pulgada del vestíbulo. Mientras otros trataban de pasar sobre los que protestaban para entrar al edificio, los que protestaban coreaban lemas y lanzaban arengas contra la ayuda a los Contras. La policía trató de convencernos para que nos retiráramos y luego amenazó con arrestarnos. Sin embargo, perseveramos en nuestra resistencia y nos rehusamos a salir.

Todos los que habían ocupado el edificio protestaban enérgicamente y cuando el edificio cerró, a las 6 p.m., la policía empezó los arrestos. Desde fuera, la gente nos apoyaba con gritos de ánimo, y voluntarios de Comida, No Bombas continuaban alimentando a la gente. Ese día se arrestaron a más de 500 activistas en una de las acciones directas no-violentas más exitosas de Boston y nuestra comida ayudó a hacerla posible ya que quienes protestaban en el edifico pudieron permanecer allí todo el día y la mayor parte de la noche.

Después de una nerviosa mañana preparando sopa de miso bajo el intenso escrutinio de los Wackenhuts, los primeros activistas se congregaron en la entrada principal. Había incertidumbre si la reacción de los Wackenhuts sería violenta o no, ya que nos encontrábamos en el desierto, lejos de la mirada del público. El Grupo de Afinidad estaba ansioso y tomaba la sopa caliente mientras reunía el coraje para actuar. Autobuses repletos de trabajadores empezaron a entrar rápidamente por la puerta principal hacia las instalaciones y podíamos ver muchos otros autobuses a la distancia que se acercaban rápidamente por la autopista. De pronto, un Grupo de Afinidad se puso en medio del camino deteniendo a la fila de autobuses. Los Wackenhuts salieron rápidamente y empezaron a empujar a los que bloqueaban la carretera, pero tan pronto como ellos habían despejado al primer grupo, otro grupo tomaba su lugar. En poco tiempo 30 ó 40 vehículos de apoyo se encontraban en camino. Se arrestaron a algunos activistas y se les colocó en un área para luego ser transportados a la prisión del condado de Beatty, donde se les ficharía y liberaría.

A otros se les golpeó y lanzó a un lado de la carretera. Pero nuestra acción hizo que los trabajadores iniciaran su trabajo en las instalaciones donde se preparaban pruebas de armas nucleares con retraso; y como ocurrió en la Planta de Poder Nuclear de Seabrook, esto hizo que el costo de las pruebas nucleares subía lentamente. El bloqueo continuó durante más de una hora, mientras que más grupos de afinidad tomaban su sitio en la carretera. Más tarde, todos estábamos entusiasmados con el éxito obtenido el primer día de nuestra semana de acciones de protesta. Mientras limpiábamos y empaquetábamos las cosas para regresar al Campamento de Paz, reflexionábamos acerca de la variedad de acciones en las que Comida, No Bombas había estado involucrada en los últimos años.

La Fiesta de la Orina en Boston El Partido el 29 de octubre de 1986 fue un divertido ejemplo. Durante los días previos, enfrentamos una loca serie de asuntos. Reagan había aumentado el nivel general de represión nacional al exigir una amplia y obligatoria prueba de uso de drogas, utilizando a la “Guerra contra la Drogas” como una excusa. Uno de los miembros de Comida, No Bombas trabajaba como técnico en uno de los laboratorios responsables y sabía lo poco fiables que realmente eran estas pruebas anti-drogas. Gente inocente perdía su trabajo, los medios de comunicación estaban llenos de historias sobre la amenaza de las drogas y la necesidad de pisotear las libertades civiles con tal de ganar esta “guerra” a cualquier costo. Se nos ocurrió que como activistas políticos éramos un blanco fácil para esta histeria; por lo tanto planeamos responder a esa represión “inundando” la Casa Blanca con muestras de nuestra orina. Sin embargo, desechamos esta idea por miedo a terminar en prisión. Pero la idea era demasiado buena para desecharse y algunas semanas después nuevamente estábamos planeando la Fiesta de la “Orina frente al Edificio Federal.

Diseñamos un folleto anunciando una “orinada” el 29 de octubre, pero debido a la histeria creada por la guerra contra las drogas no incluimos ningún número telefónico para evitar acosos. Conseguimos un suministro de envases como los que se usan en los hospitales para recolectar muestras de orina y nuestro folleto tenía la dirección de la casa Blanca, de modo que la gente pudiera enviar su orina a Reagan desde la privacidad de su propia casa. Los que acudieron a la protesta frente al Edificio Federal recibieron envases y etiquetas con la dirección impresa para enviar sus muestras de orina directamente desde el lugar de la protesta. Ese día enviamos muchísimas muestras de orina a la Casa Blanca, aunque nunca supimos realmente cuánta orina fue enviada a nivel nacional. Sin embargo, Abbie Hoffman oyó hablar de nuestra acción y la mencionó en su libro “Roba esta Muestra de Orina”. Sólo la Casa Blanca sabe realmente cuán exitosa fue nuestra acción de protesta con la orina.

Para ese entonces ya era de día, y temíamos ser descubiertos por alguno de los helicópteros de vigilancia, incluso en las montañas. Cuando la patrulla de caminos se perdió de vista, el conductor de nuestra camioneta salió del camino y siete de nosotros saltamos fuera, corrimos pendiente abajo y pasamos por debajo de la alambrada metálica que marcaba los límites de la zona de pruebas. Llevábamos agua, fruta, por supuesto, zanahorias; y corrimos por un lado de un empinado precipicio rocoso. Nuestro camino nos llevaba a la parte norte de la cima de las montañas, y de esa forma estábamos fuera de la vista de los Wackenhuts que montaban guardia en la puerta principal, en la parte baja del valle.

Las flores y la fauna entre las rocas eran hermosas y de colores vibrantes y esto provocó una conversación acerca del contraste entre esa belleza y la destrucción nuclear que precisamente ocurría en esa área. Mientras caminábamos nos deteníamos y colocábamos piedras formando símbolos de paz. Esto era tan hermoso que queríamos olvidar que nuestra presencia allí era una protesta contra las pruebas nucleares para sólo disfrutar de nuestra excursión, pero un helicóptero de vigilancia que sobrevoló sobre nuestras cabezas nos lo recordó. Rápidamente saltamos y nos escondimos detrás de la saliente de unas rocas altas. Parecía que los Wackenhuts no nos habían visto, pero no estábamos seguros. Decidimos ir hacia el valle y acercarnos lo más posible a Mercury antes de ser capturados. Cuando llegamos al fondo del valle encontramos una señal de arcilla que indicaba un antiguo punto cero y lo pusimos en el centro de un gigantesco símbolo de paz hecho con rocas. Conforme avanzábamos por el desierto de Mercury era evidente que aún no habíamos sido vistos.

Por la tarde, llegamos a un edificio que parecía estar ahí para representar a una casa localizada justo en los límites de la zona de explosión y varias horas después llegamos a un tanque blanco de agua ubicado al final de la ciudad de Mercury. No lejos de ahí, vimos a dos hombres en una camioneta que parecían estar escondiéndose detrás del tanque para tomarse unas cervezas. Estábamos decidiendo qué hacer cuando llegáramos a Mercury cuando de repente, varios camiones y camionetas pintadas de blanco se acercaron rápidamente hacia donde estábamos. Hombres con ametralladoras saltaron, nos rodearon y nos ordenaron que nos echáramos a tierra. Luego nos revisaron, esposaron y nos pusieron en una de las camionetas.

Mientras nos conducían fuera de Mercury, pasamos frente a una asombrosa serie de armamentos como las de la “Guerra de las Galaxias„. Hicimos comentarios sobre ellas, pero los guardias nos dijeron que sólo miráramos de frente y que no habláramos sobre las armas. Las miramos fijamente de todas maneras y comentamos que su siniestra apariencia era un claro reflejo de la mentalidad de aquellos que piensan que construir bombas nucleares es una buena idea. Como a los prisioneros de guerra, nos ordenaron salir de la camioneta y marchar, encañonados, hacia la “jaula„, un área grande en el desierto dividida en secciones para hombres y mujeres situada cerca de la puerta principal. Hacía frío, comenzaba a oscurecer y habían confiscado nuestra comida. Apresados y sin comida, nuestra conversación naturalmente giró en torno a protestas que habían involucrado ayunos

El Ayuno de Veteranos por la Vida nos vino a la mente. Ese fue uno de los eventos más poderosos a los que Comida, No Bombas tuvo el privilegio de asistir. Veteranos de todo el país planearon ayunar y realizar concentraciones. En Boston, acamparon en los parques públicos con banderolas, se hicieron muy visibles y fueron claros en lo que querían manifestar. Con la banderola más grande que teníamos fuimos a apoyar su protesta contra la guerra secreta de los Estados Unidos en América Central. Sin embargo, esa vez no llevamos comida porque quisimos honrar a los veteranos que ayunaban. Como la gente que vivía en los alrededores del lugar donde acampaban los veteranos nos conocía bien, muchos se nos acercaban para preguntar por nuestra comida. Les explicamos sobre el ayuno y se sorprendieron mucho pues nunca habían visto las mesas de Comida, No Bombas sin comida.

De regreso en Nevada, mientras permanecíamos sentados en la “jaula„, nuestros partidarios estaban muy ocupados en la puerta principal. Podíamos ver una multitud que se había reunido allí desde la madrugada. Más acciones de bloqueo de la carretera habían terminado en arrestos y, consecuentemente, había m ás gente en la “jaula”. Comida, No Bombas había alimentado a la multitud todo el día y ahora que el día llegaba a su fin, nuestros simpatizantes permanecían tocando tambores y bailando, celebrando otro exitoso día de protesta. De pronto, desde el cielo, naranjas y manzanas empezaron a caer a la jaula. Miramos hacia el desierto, a los amigos que estaban fuera del cerco, y eran ellos los que nos lanzaban comida desde esa increíble distancia. Entonces, espontáneamente, una persona del grupo saltó la valla y vino corriendo hacia la “jaula”. Con los Wackenhuts persiguiéndolo, esta persona misteriosa corrió y saltó dentro de nuestra prisión antes de que pudieran agarrarlo. En su espalda traía una bolsa de comida para nosotros. Mientras comíamos y esperábamos que agentes de la oficina del alguacil vinieran para llevarnos a Beatty y ficharnos, recordamos la anécdota de la vez en la que la policía intentó impedir que alimentáramos a la gente durante las protestas en las afueras de la Serie Mundial de Béisbol en el Parque Fenway, en Kenmore Square, Boston.

Las victorias de los Red Sox de Boston parecían ser una gran pérdida para los pobres y los indigentes de Kenmore Square. La asociación local de comerciantes veía signos de dólares en cada victoria de los Red Sox. Se tenían que retirar de la plaza a los “vagabundos, punks y otros indeseables„ para que los negocios tuvieran éxito. La asociación de comerciantes, siguiendo el consejo de la policía, envió notas de prensa exigiendo que los comerciantes cerraran sus basureros con llave; denunciaran a aquellos que no lo hicieran; colocaran carteles pidiendo a los clientes que no dieran dinero a los mendigos; y reportaran todo indicio de indeseables, punks y vagabundos a la policía. Se les animó a que anotaran la hora y el lugar de cada incidente y, si fuera posible, que tomaran fotos para incluirlas en las denuncias a la policía. En pocos días, los policías les decían a los indigentes que si no salían de la ciudad serían arrestados. Escribimos cartas de protesta a la asociación de comerciantes, a la policía y s los periódicos, señalando que los indigentes tenían el mismo derecho que cualquiera y que esa forma de discriminación nos estaba llevando a un camino peligroso. ¿Quién iba a ser la siguiente víctima de esta lógica fascista? Comida, No Bombas empezó a auspiciar reuniones llamadas “Bienvenidos a Kenmore„ con comida gratuita en el parque y con la finalidad de presentar a los comerciantes a los indigentes que vivían debajo de puentes, en los portales y en los callejones de Kenmore. La prensa se presentó, los indigentes se presentaron, pero, por supuesto, los miembros de la asociación de comerciantes nunca llegaron. Después de muchas y muy visibles demostraciones y la vergüenza creada por la cobertura de prensa que expuso sus intenciones ilegales, la asociación de comerciantes retiró las notas de prensa y se olvidó del asunto calladamente. De acuerdo a la mayoría de los reportes, el único incremento de robos in Kenmore Square durante este tiempo provino de los comerciantes que elevaron sus precios de venta durante la Serie Mundial.

En Nevada no se abandonó el tema. Finalmente, nos llevaron a la ciudad de Tonopah en autobuses de la policía y allí fuimos fichados. ¡Fue un viaje de tres horas! Con cientos de arrestados y otros cientos de partidarios que llegaban para apoyarlos, invadimos esta pequeña ciudad en medio del desierto. Éramos tantos que acabamos con toda la comida de uno de sus restaurantes. La gente que trabajó allí esa noche no recordaba haber visto jamás una cola tan larga, ni siquiera en la víspera del Año Nuevo, tradicionalmente la noche más ocupada del año. Rompimos el record de su noche de más trabajo. Parecía una gran fiesta en la ciudad que duró varias horas y no hubo ningún incidente. Finalmente, después de que cada uno salió del gimnasio de la escuela donde nos habían fichado y casi todos habían comido una comida caliente o bebido algo fresco, nos organizamos para encontrar movilidad para todos y regresar al Campamento de la Paz

La Era de la Organización Nacional, de 1988 a 1991

En el verano de 1988 había grupos de Comida, No Bombas operando en Boston, San Francisco y Washington, D.C. pero el evento que realmente catapultó a Comida, No Bombas a nivel nacional e incluso internacional fueron los arrestos del Día del Trabajo en el Parque Golden Gate. Las siguientes historias narran los eventos ocurridos en las cuatro semanas anteriores al Día del trabajo en las que los voluntarios de Comida, No Bombas fueron repetidamente arrestados por alimentar a los indigentes. El Día del Trabajo, el apoyo había crecido tanto que más de 700 personas se dieron cita en el Parque Golden Gate conjuntamente con cientos de indigentes, amigos, policías y miembros de la prensa. El evento hizo noticia en todo el mundo.

Las últimas semanas habían sido de locura, con entrevistas, funcionarios de la ciudad supuestamente ofreciéndonos un edificio para cocinar y servir nuestra comida (que en primer lugar no estaba realmente disponible) y la prensa distorsionando nuestra imagen de manera que pareciéramos incompetentes e insinuando intenciones siniestras por nuestra parte. Y, por supuesto, todos los posibles arrestos que teníamos que enfrentar. El Día del Trabajo era un lunes feriado y debíamos preparar una gran cantidad de comida para el almuerzo. Cada lunes, atraíamos a un gran número de indigentes y simpatizantes sin mencionar a la policía, en respuesta a toda la cobertura de prensa y a la controversia de los arrestos previos. Recordar la manera ingenua en la que caímos en esta situación tan extraña ahora nos parece increíble.

Aunque habíamos estado sirviendo comida en el Parque Golden Gate cada lunes desde el mes de mayo, la policía se instaló frente a nuestra mesa el primer lunes de agosto y nos prohibió servir comida allí. Les dijimos que no creíamos necesitar permiso para regalar comida gratuita, que era una actividad protegida por la constitución y que ya habíamos solicitado permiso al Departamento de Parques. Les informamos que habíamos enviado una carta el 11 de julio pero que no aún no habíamos recibido respuesta. Los policías se fueron pero cuando cargábamos las últimas cajas al final del día, dos policías se nos acercaron y preguntaron: ¿Qué están haciendo aquí? ¿Tienen permiso para estar aquí? Les dijimos que ya nos estábamos retirando. En ese momento los policías empezaron a ponernos multas por cosas que ni siquiera habíamos hecho, como no tener puestos cinturones de seguridad, manejar con una luz trasera rota, y otras cosas que ni nos imaginábamos. Estábamos legalmente estacionados con el motor apagado y nos estaban poniendo multas de circulación. Sabíamos que estábamos en problemas. Mientras firmábamos la papeleta de multa, uno de los policías golpeó a la persona que estaba en el asiento del conductor por hacer comentarios “inapropiados„. El policía abrió la puerta de nuestro camión, lo jaló hacia fuera, lo arrojó sobre la capota y lo esposó. Un vagón de la policía llegó y lo arrestaron. Una hora más tarde fue liberado sin cargos.

Pensamos que estos dos policías nos visitarían nuevamente en nuestro siguiente almuerzo regular de los lunes y nos sentíamos aprehensivos mientras cocinábamos sopa de miso en una olla enorme. Cargamos el camión, condujimos a Haight y a Stanyan y descargamos con la ayuda de los que venían a comer, e instalamos nuestra mesa a lo largo de la acera. Se formó una línea y empezamos a servir nuestra comida. En minutos, los furgones y los caballos de la policía empezaron a llegar por todas direcciones. Dos largas filas de policías anti-motines con cascos y varas salieron de entre los árboles y rodearon las mesas y a los voluntarios. El capitán a cargo les ordenó arrestar a los que servían la comida. Ninguno de nosotros fue esposado ni llevado a los vagones policiales, pero la energía en la camioneta de la policía era alta. Se arrestaba a miembros de Comida, No Bombas por servir comida gratuita en un parque público; ¿podía ser esto el inicio de nuestras propias “Marchas de la Sal de Gandhi„?

Después de terminar los preparativos para el almuerzo del Día del Trabajo, cargamos nuevamente el camión con comida. No queríamos conducir directamente hacia el Parque Golden Gate porque teníamos miedo de que toda nuestra comida fuera confiscada aún antes de empezar. Descargamos la comida en diferentes lugares alrededor del Parque Buena Vista, un parque más pequeño a ocho cuadras del lugar donde normalmente servíamos la comida bajando por Haight Street. Llevamos el camión fuera del área a fin de que la policía no pudiera remolcarlo para hostigarnos. Los músicos y los voceros se dirigieron a la multitud formada por varios cientos de personas que habían respondido a nuestro llamado para ayudarnos a proteger nuestro derecho a compartir comida gratuita con gente que la necesitaba, y se invitó a todos a descargar las cajas de comida, información y los manteles de picnic (ya que nuestras mesas habían sido confiscadas por la policía) desde Haight Street hasta el Parque Golden Gate. Los que no cargaban la comida o el equipo eran alentados a hacer ruido con ollas y cualquier otro elemento que hiciera ruido mientras marchábamos. Fue una sugerencia bien acogida, así que marchamos por Haight Street gritando: “Comida, No Bombas„ “Comida, No Bombas„.

La multitud había crecido por cientos y llenó una esquina del Parque Golden Gate. Los voluntarios de Comida, No Bombas colocaron varias tiendas de campaña azules en el suelo e instalaron la comida; pero cuando docenas de personas empezaron a servir a la multitud, la policía antidisturbios con varas en la mano y protegiéndose con los visores plásticos de sus cascos, ingresó al parque. En ese momento un policía empezó a golpear a uno de los que servía comida con su vara. Un camarógrafo del canal 5 estaba filmando esto cuando el teniente que supervisaba la acción policial caminó calmadamente hacia él, se acercó por detrás y lo golpeó, lanzándolo al suelo, cortándole la cara con la cámara. La policía trató de acordonar varias áreas del parque marchando alrededor del campo pero el servicio de comida continuaba. Fue imposible controlar la zona y pronto los que protestaban estaban marchando detrás de la línea de la policía antidisturbios, bailando y coreando lemas parodiando el intento de controlarlos. Una línea de los que protestaban formó un círculo y tomados de las manos coreaban: “Denle una oportunidad a la paz„. Finalmente, 54 personas que servían comida fueron arrestadas, pero en realidad no sabíamos que este iba a ser el fin de los ataques de la policía contra Comida, No Bombas en San Francisco.

Nunca pudiéramos haber adivinado que el alcalde deseara reunirse con nosotros para negociar el fin de esta situación, pero los arrestos se estaban convirtiendo rápidamente en una vergüenza política. Los funcionarios de la ciudad habían cometido un gran error al ordenar el arresto de los miembros de Comida, No Bombas. El apoyo para nuestro grupo llegaba de todas partes del país y seguía creciendo. La gente estaba indignada. Era difícil imaginar que alguien en este país pudiera ser arrestado por alimentar a los pobres en un parque de la ciudad. El alcalde, el jefe de la policía, el fiscal de la ciudad, representantes de ACLU y activistas de la comunidad se reunieron para negociar. La correspondencia de Comida, No Bombas con el municipio demostró que la policía estaba usando al Departamento de Parques para crear un problema donde no lo había. No era necesario ningún permiso para este tipo de actividad y el municipio quedó como el responsable de un acto estúpido ante la opinión pública. En esa reunión acordamos volvernos a encontrar al día siguiente, aceptamos no hablar con la prensa y que no habrían más arrestos hasta que se llegara a un acuerdo.

Sin embargo, camino a la segunda reunión, un negociador de Comida, No Bombas fue arrestado por abrazar a un veterano de la Guerra de Vietnam indigente que, en ese momento, estaba planeando saltar del Puente Golden Gate porque estaba harto de vivir en la calle. Después de 45 minutos la policía lo dejó ir y pudo asistir a la reunión solamente porque ésta comenzó tarde. Los representantes de Comida, No Bombas decidieron que no continuarían con las negociaciones porque el municipio había demostrado no ser digno de confianza al arrestar a un negociador cuando se dirigía a la reunión y por emitir un comunicado de prensa despectivo contra Comida, No Bombas la noche anterior. Le dijimos al alcalde que continuaríamos sirviendo comida gratuita en el parque y que le dejaríamos a él la decisión de ordenar o no más arrestos. Él se enfureció. No estaba acostumbrado a tomar responsabilidad por sus actos ni a que cuestionaran su autoridad. Necesitaba una salida así que nos ofreció un permiso temporal por seis semanas. Llamó a una conferencia de prensa para anunciar el “acuerdo„ aunque el hacer esto lo retrasó la noche de apertura de la ópera, y llamó “pioneros en el esfuerzo de acabar con la indigencia y el hambre„ a los miembros de Comida, No Bombas.

En el verano de 1989, los indigentes de diversas ciudades a lo largo de todo el país crearon comunidades para apoyar lo que ellos llamaban “Ciudades de Tiendas de Campaña”. El desarrollo de estas ciudades de tiendas se convirtió en una acción de gran importancia para Comida, No Bombas en Nueva York y San Francisco. Estas ciudades llevaron la humanidad de los pobres a la opinión pública. Los alcaldes de ambas ciudades estaban en crisis debido a la situación de los indigentes, la cual era cada vez peor, y a los ataques violentos contra ellos por parte de los frustrados contribuyentes. Los alcaldes no tenían soluciones para la pobreza porque no estaban dispuestos a aceptar el fracaso fundamental de la autoridad centralizada. Esto llevó a que se resaltara la inadecuada “solución” que los alcaldes daban a esta horrible situación. En las mesas de comida de San Francisco los indigentes contaban historias de cómo, la noche anterior, la policía había entrado al parque para golpearlos y destrozar sus campamentos. Algunos habían sido llevados a prisión. Una noche, los bomberos vinieron y los rociaron con agua. Otra noche la policía llegó hasta el parque, encendió las luces de las patrullas y amenazó a los presentes usando altavoces. Después de tres días así, la gente nos pidió ayuda para detener los ataques de la policía. Trasladamos nuestro servicio diario del mediodía de la plaza de las Naciones Unidas al Ayuntamiento. Empezamos a servir a las 5 p.m. del 28 de junio y servimos comida caliente durante las 24 horas del día.

Los indigentes crearon una ciudadela de tiendas a través de la calle, desde el Ayuntamiento hasta la Plaza del Centro Cívico. La ciudad de tiendas creaba esperanza y animaba el auto-fortalecimiento. El alcalde amenazaba con enviar a la policía, pero la comunidad permanecía unida. Después que el alcalde ordenó que los “residentes” del parque no podían usar las tiendas o dormir allí en ningún momento, hubo una espontánea marcha hacia su oficina, desde cuyo balcón Comida, No Bombas colgó una banderola gigante. El 12 de julio, la Liga de Actividades de la Policía transfirió un carnaval completo con autos chocones y ruedas de la fortuna a la plaza del Centro Cívico; y a esta feria se le denominó “Feria del Emperador Norton”, en memoria a la persona indigente más famosa de San Francisco en los 1800s. Cuando vimos venir a la policía, sentimos miedo pues podían arrestarnos para darle espacio al carnaval, por eso pusimos algunos de nuestros baldes de sopa fuera de la vista. El jueves 13 de julio a las 6 p.m., la policía se hizo presente, arrestó a varias personas y se llevó la sopa que estábamos sirviendo. Tan pronto como la policía se fue, regresamos con más sopa y pan y cuando nuevamente regresaron, nos encontraron sirviendo y fuimos arrestados una vez más. El hecho que fuéramos capaces de regresar una y otra vez era motivo de vergüenza para ellos; un sentimiento que sentirían muchas veces en los años siguientes.

Al mediodía del día siguiente, en respuesta a los arrestos, se desarrolló una gran concentración frente al Ayuntamiento. Comida, No Bombas trajo más comida para el almuerzo y un grupo de gente, inspirado en la protesta de la Plaza Tiannamen del mes de mayo, se presentó con la estatua de una “Diosa de la Comida Gratuita” de 15 pies de alto que llevaba un carrito de compras en una mano y una zanahoria en la otra. La policía antidisturbios se presentó una vez más. Cuando desplegamos la banderola gigante de Comida, No Bombas en las escaleras del Ayuntamiento, la gente que la sostenía fue arrestada. Después de pasar la tarde encerrados en una furgoneta de la policía, se llevaron a los arrestados a la Estación de Policía del Norte, donde les leyeron una orden de la corte que prohibía la distribución de comida gratuita. Se llevó a un activista a la Corte Superior, donde él se defendió por sí mismo. Él llamó a la orden dada por la corte “moralmente incomprensible” y dijo: “Será incómodo para los contribuyentes de San Francisco que cientos y cientos de nosotros seamos arrestados. De ninguna manera obedeceremos este acto de terrorismo judicial”. Esta afirmación, eventualmente, se hizo realidad. Comida, No Bombas continuó ejerciendo su derecho de servir comida gratuita cada día; se continuó arrestando a los miembros de Comida, No Bombas pero ellos continuaban regresando con más comida tan pronto como la policía se iba.

Después de los arrestos del Día del Trabajo en el parque Golden Gate bailamos alrededor de la comida que pudimos salvar de la policía, y los que quedábamos tuvimos que salir del área para no ser arrestados. Subimos una cuadra por Haight y varios policías en motos Honda se acercaron rápidamente a un grupo que estaba a 30 pies detrás de nosotros. La policía los tumbó al suelo con sus varas, los arrastró por la calle y luego los arrestó. Pensamos que podíamos ser los próximos, así que corrimos por una calle lateral y continuamos subiendo por una colina en Buena Vista. Después de atravesar la colina caminamos varias cuadras hasta llegar a la estación de televisión del canal 4. Nos sacaron al aire al poco tiempo después de llegar y nos preguntaron por qué continuábamos sirviendo comida gratuita si enfrentábamos la posibilidad de ser arrestados. Les explicamos que servir comida gratuita era un derecho de todos y que además era una actividad no regulada protegida por la constitución. Entonces alentamos a todo el mundo a levantarse en defensa de sus derechos. Eso terminó con la entrevista.

Aunque después de estos arrestos el municipio finalmente emitió un permiso del Departamento de Salud, eso no terminó con los intentos de impedir que Comida, No Bombas de San francisco distribuyera comida gratuita. Se nos hostigó y arrestó nuevamente en el verano de 1990; y este patrón de hostigamiento continúa hasta hoy. Pero durante todo este tiempo, y en parte debido a ello, Comida, No Bombas ha seguido creciendo y expandiendo sus programas. La atención y la credibilidad de los arrestos han sido invaluables para nosotros.

Actualización a la Edición Revisada

La Era de la Organización Nacional, de 1992 a 1999

Desde que este libro apareció por primera vez en 1992, Comida, No Bombas ha crecido de grupos en alrededor de 15 comunidades a más de 175 grupos alrededor del mundo. Somos una de las más grandes organizaciones de voluntarios de distribución de comida gratuita en América del Norte, pero aún continuamos siendo poco conocidos, ya que somos comúnmente ignorados por los medios de comunicación.

Pero desde que este libro apareció por primera vez, no hemos sido ignorados por la policía. Solamente en San Francisco ha habido más de 700 arrestos desde 1992 así como numerosas palizas policíacas por pertenecer a “Comida, No Bombas “ o por repartir comida en protestas contra la guerra y la pobreza. La policía ha intentado detener a miembros de los grupos que reparten comida en otras comunidades en Norte América y Europa. Pero el movimiento ha continuado creciendo a pesar de la continua represión.

En 1992 Comida, No Bombas llevó su primera reunión internacional en San Francisco. Asistieron aproximadamente 700 personas. Voluntarios de Comida, No Bombas de Boston en Massachusetts; San Francisco, Berkeley, Long Beach, y Santa Cruz en California; Seattle en Washington, Victoria, Vancouver y Bristish Columbia pasaron varios días hablando de sus esfuerzos locales, y procesos y estructuras intergrupales. Los que asistieron a la reunión también participaron en las protestas contra la celebración de los 500 años de la conquista de América por los europeos. Alimentaron a los que protestaban en el Parque Acuático cuando activistas nativo-americanos impidieron el aterrizaje de la delegación oficial de las celebraciones del Día de Colón en la Plaza del Centro Cívico. Algunos activistas también interrumpieron el desfile por el Día de Colón en la Avenida Colón en el área de la Playa Norte.

Para 1997 había habido más de 1,000 arrestos por repartir comida vegetariana gratuita en San Francisco. Nuestros camiones y camionetas fueron remolcados docenas de veces por transportar comida gratuita violando una orden judicial. Muchos voluntarios fueron golpeados, requirieron atención médica y enfrentaron cargos de felonía. Mujeres y hombres fueron agredidos por igual por la policía, tirándolos al suelo, golpeando sus cabezas contra el pavimento y torciéndoles los brazos. A un artista llamado “Paradox” se le ahorcó y casi muere sofocado cuando la policía le torció el cuello durante su actuación. Robert Norse Kahn fue el único voluntario de Comida, No Bombas declarado culpable por repartir comida gratuita sin permiso y pasó 27 días en la cárcel del condado. Éstas son sólo dos de las valientes y trabajadoras personas que enfrentaron los arrestos y la violencia policíaca contra los voluntarios de Comida, No Bombas La lista de voluntarios de Comida, No Bombas que han sido golpeados incluye docenas de personas. Keith McHenry fue golpeado 13 veces, se le detuvo con una fianza de $ 100,000, pasó más de 450 días en la cárcel y enfrentó una sentencia de cadena perpetua debido a los arrestos por repartir comida gratuita. Él fue una de las primeras personas de la raza blanca que enfrentaron la ley de los “Three Strikes” de California, la cual impone una pena entre 25 años y cadena perpetua. Fue hospitalizado varias veces después de ser golpeado por la policía y se sometió a una cirugía para reparar su cara después que la policía lo apaleó entre los ojos.

En otras comunidades la policía también había intentado detener a otros grupos de Comida, No Bombas locales. Los grupos de Comida, No Bombas en Whittier, San José y Arcata , en California; Boston en Massachussets; Elgin en Illinois; Houston en Texas; Biloxie en Missisipi; Tampa en Florida; Salt Lake City en Utah; Washington, DC; Québec City, Montreal y Edmonton en Canadá; Berlín y Köln en Alemania; y Tokio en Japón también fueron acosados por la policía (Por favor perdónennos si olvidamos mencionar a algún otro grupo) En 1995, Comida, No Bombas llevo a cabo su segunda reunión internacional. Esta vez asistieron aproximadamente 600 personas. La reunión se realizó en San Francisco durante la celebración del quincuagésimo aniversario de la fundación de las Naciones Unidas. Nos arrestaron por repartir comida gratuita en la Plaza de las Naciones Unidas cerca al monumento a la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Amnistía Internacional y la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas vinieron en nuestra ayuda. Amnistía Internacional envió cartas al gobernador de California, al alcalde de San Francisco y al fiscal del distrito, diciendo que si éramos declarados culpables, seríamos considerados prisioneros de conciencia y que ellos trabajarían hasta lograr que los cargos se levantaran incondicionalmente. Nuestra segunda reunión internacional contó con una estación de radio gratuita y por este medio se dictaron talleres sobre cómo confeccionar banderolas, sexismo, racismo, elaboración de abono natural, cocina, consenso, acciones futuras, confección de títeres, etc. Esta reunión grandiosa y llena de energía, fue un claro ejemplo de nuestro crecimiento. Para 1995 ya existían más de 100 grupos de Comida, No Bombas. Los activistas de Comida, No Bombas ayudaron a crear numerosas estaciones de radio gratuitas, tiendas de información, jardines comunitarios y grupos denominados “Hogares no Cárceles”. Nos habíamos convertido en un movimiento social a nivel mundial. Al inicio del milenio, Comida, No Bombas ya tenía 175 grupos esparcidos por el mundo.

Los 20 años desde que Comida, No Bombas se inició en Boston en 1980 han sido difíciles pero gratificantes y continúan siéndolo. No podríamos estar más entusiasmados cuando nos enteramos que existían nuevos grupos en Polonia, las Filipinas, Brasil o Finlandia. Nuestra alegría fue arrolladora cuando vimos el libro de Comida, No Bombas de la Bahía Oriental. Fue inspirador ver la fotografía de un grupo de Comida, No Bombas en Melbourne repartiendo comida en Australia en una lista de correos electrónicos de AOL. Justo cuando pensábamos que el grupo Comida, No Bombas de Dallas se había cerrado, recibimos un correo electrónico que detallaba su horario de distribución. Cuando Keith estaba ayudando al grupo local a repartir comida frente a la Biblioteca inglesa de Brixton , dos personas se detuvieron allí para comer. Eran miembros del grupo Comida, No Bombas de Praga, en la República Checa y se encontraban de paso, en camino a visitar al grupo de Melbourne en Australia. Aproximadamente un año más tarde el sitio web de Melbourne anunció el lanzamiento de un CD que se vendería a beneficio, producido por los grupos de Praga y Melbourne. Nunca podríamos haber soñado que nuestra pequeña idea iba a crecer tanto hasta convertirse en un movimiento a nivel mundial.

Tenemos la esperanza que esta nueva edición de Comida, No Bombas active el surgimiento de otros 175 grupos. Un movimiento que ha sobrevivido 20 años tiene el potencial de promover cambios sociales muy positivos. Este movimiento tiene unas bases tan sólidas que su futuro podría incluir acciones que van más allá de nuestras actividades actuales. Considerando que Comida, No Bombas se creó intencionalmente con pocos límites, su futuro se limita solamente a su imaginación. Desde sus inicios, miles de personas han experimentado la alegría de compartir comida gratuita e ideas con Comida, No Bombas. La primera vez que usted se ofrezca como voluntario de Comida, No Bombas su vida probablemente cambiará. Es indudablemente que esta experiencia cambió la nuestra.

C.T. Lawrence Butler y Keith McHenry

QUOTES

"This policy of non prosecution is very frustrating and distressing . . . there are also inherent problems if the department ceases enforcement . . . [Food Not Bombs] would no doubt, 'rub it in the face', with visible, blatant, and untimely distribution of food. It could result in a chaotic situation and set a dangerous precedent for other groups who refuse to abide by the law . . ."

- CAPTAIN DENNIS P. MARTEL

COMMANDING OFFICER - NORTHERN POLICE STATION

ON FEB. 9, 1990 IN AN OFFICIAL SAN FRANCISCO POLICE MEMORANDUM

" Many of those interviewed said the frustration and anger on all sides of the issue is likely to mount unless more money is found for services.

Without more money, they say, this fall's skirmish between police and Food Not Bombs could be just mild warnings of conflicts to come.

"If the homeless were organized, if they received some heavy leadership . . . you might have social unrest" said Harry de Ruyter, director of social services for the Salvation Army in San Francisco." You might have an uprising."

SAN FRANCISCO CHRONICLE

OCTOBER 31, 1988

"They [Food Not Bombs] feel they can manipulate the homeless issue to set the stage for some kind of radical new social order."

ART AGNOS

MAYOR OF SAN FRANCISCO

AUGUST 26, 1988

"They [Food Not Bombs] never sell the food, but always give it away for free. Again, in over eight years, we have never had any public health related complaints or difficulties with this program. They enjoy broad- based community support. In fact, this group works cooperatively with the city in our mutual agenda of educating the public about the dangers of nuclear war and encouraging peace through nuclear disarmament."

ALFRED E. VELLUCCI

MAYOR OF CAMBRIDGE

JANUARY 20, 1989

IN A LETTER TO BEN GALE OF THE SAN FRANCISCO HEALTH DEPARTMENT (FOUND IN THE SAN FRANCISCO POLICE FILES)

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